NOVELA
SANTA EVITA
TOMÁS ELOY MARTÍNEZ
(Alfaguara - Buenos Aires)
Santa Evita es una biografía y una tanatografía, que aparece en un momento histórico muy diferente: los 90 y el auge de la figura de Eva al que contribuye la película de Alan Parker.
En el centro de la novela está la muerte, el cadáver incorruptible, multiplicado en cuerpos y relatos. Tomás Eloy Martínez diferencia el gesto del biógrafo, una suerte de embalsamador, del novelista, que es el que libera los relatos.
En esta novela se puede hablar de la estructura de las alas de la mariposa, un motivo constante a lo largo del libro. Una de esas alas mira hacia el pasado y narra la historia de vida de Eva y la otra hacia el presente y narra la del cadáver. En la necrografía se producen múltiples historias de amor y de muerte. La novela contiene versiones del mito. Tomás Eloy Martínez acude a Walsh, Copi, Perlongher, la ópera, el cine, etcétera. La vida y la muerte se exhiben como espectáculo y el deseo circula alrededor del cadáver. Si hay una propiedad de ese cuerpo vaciado y repetido en siniestras copias es precipitar a todos, incluido el autor, en la desgracia. En el viaje donde todo va cambiando, lo único inmutable es el cuerpo embalsamado y la imagen viva en la memoria popular.
Tanto La novela de Perón como Santa Evita son alegorías que conservan el aliento de los grandes textos del boom, pero alejándose de ellos insisten en la imposibilidad de representación de totalidades, construyen el archivo en el mismo acto en que enseñan los agujeros negros y apuntan a la imposibilidad de armarlo. El peronismo se dice en la vejez y la muerte de Perón y en las derivas del cadáver. Las moscas, seres desagradables, nos enfrentan con las verdades; la mariposa después de las metamorfosis se convierte en incandescente mito.
© LA GACETA
CARMEN PERILLI